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viernes, 27 de mayo de 2016

Basílica paleocristiana Santa Sabina

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Impresionante y mística  Basílica con las vistas a la Ciudad Eterna,  sede de la Orden de los Padres Dominicos.

Los restos arqueológicos que hay bajo la basílica  confirman la existencia en este lugar de una grande y rica domus romana. Parte de esta vivienda se transformó en un titulus cristiano gracias a su propietaria, Sabina, mujer del senador Valentino, que se convirtió al cristianismo y fue por esto martirizada en el II siglo d.C. La actual basílica fue construida sobre este lugar, en recuerdo a Sabina, durante el pontificado de Celestino I (422-432) por Pietro d’Illiria, sacerdote de origen dálmata. Las fuentes históricas confirman que junto al edificio sacro fue construido también un baptisterio, desaparecido totalmente. La iglesia hodierna es un documento de excepcional importancia por su arquitectura clásica y paleocristiana, representa la tipología más simple y perfecta de la basílica paleocristiana de planta longitudinal.

Está precedida de un pórtico realizado en 1218 cuando Onorio III dio la iglesia y los terrenos adyacentes a San Doménico y a su nueva Orden de los Frati Predicatori.  El pórtico se hizo con columnas y material de construcción de la Roma clásica y aloja fragmentos de antiguas sepulturas. Se accede a la basílica atravesando un majestuoso portal de madera con escenas de Cristo y Moisés, la puerta de madera está dividida en  escenas dispuestas sobre cuatro columnas, datada en la segunda mitad del siglo V, (solamente faltan 10 paneles). Destaca el primer panel en alto a la izquierda que representa a Cristo crucificado entre los ladrones, se trata del ejemplo más antiguo de representación de este suplicio por parte de las primeras comunidades cristianas.

El interior de la iglesia ha mantenido la estructura original aunque gran parte de la decoración se ha perdido. Consta de tres naves divididas por columnas antiguas reelaboradas en el S.V. Encima de las columnas se puede admirar el friso realizado con ricos y antiguos mármoles, con decoración geométrica alternando con insignias militares que simbolizan el triunfo de Cristo y la fe cristiana en el imperio romano. En la contra fachada se conserva el antiguo mosaico con una dedicatoria en letras de oro sobre fondo azul, el texto se refiere a los protagonistas de la construcción de la iglesia, sobre todo a Celestino I que convocó el Concilio Ecuménico di Éfeso, a los lados de la inscripción dos figuras femeninas que representan la unión entre el Viejo y Nuevo Testamento, faltan las imágenes que según las fuentes debían adornar la parte superior: Pedro y Pablo y los símbolos de los evangelistas. La iglesia aloja numerosas e insignes sepulturas de los años 1200-1700, destaca la lápida en mosaico de fra Muñoz de Zamora, general de los dominicanos, muerto en el año 1300. En la nave central se eleva la schola cantorum, restaurada con fragmentos de pilares y frisos originales, la decoración está ligada al simbolismo del S. VII que alude al cosmos con esferas, estrellas,  ramos y pájaros. En el ábside y en el arco mayor, debería haber un mosaico que se perdió con la restauración de 1560, hoy se puede ver  pintura al fresco atribuida a Taddeo Zuccari, que reprodujo los antiguos mosaicos siguiendo el simbolismo del S.V. La iglesia fue ampliada en el 1600 con dos nuevas capillas, la de Santa Caterina de Siena, y la de San Giacinto. A principios del 1900 se realizaron importantes trabajos de restauración, bajo la tutela del arquitecto Muñoz que devolvieron a la iglesia su forma original.

Estamos en el colle Aventino, con una historia tan antigua como la de Roma. Según la leyenda Romulo y Remo en la búsqueda de dónde fundar la nueva ciudad se barajeó el Aventino y el Palatino, fue este último elegido por Romulo, por tanto el Aventino mantiene aún su aspecto rural cubierto de árboles y edificaciones de poca altura. En el siglo V a.d. C. fue elegido como lugar seguro por la plebe que luchaba por la libertad democrática . El Aventino se desarrolla como un espacio popular, lugar de alojamiento de la plebe que poco a poco se enriquece por su cercanía al puerto fluvial, se construyen casas privadas, almacenes, depósitos, y numerosos lugares de culto. Con posterioridad al incendio del 64 d.C. que destruye gran parte de las viviendas, se instalan aquí familias aristocráticas. Lujo y riqueza en el Aventino fueron la causa de una gran devastación cuando en el 410 d.C. los visigodos saquearon la ciudad de Roma. En época medieval se asentaron numerosas iglesias y conventos: Santa Sabina, Santos Bonifacio y Asessio, Santa Prisca, además de los edificios religiosos la colina viene dotada de algunas fortalezas, destaca la de la familia Savelli.

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